“La conversión exige decir el pecado, reconocerlo con humildad y confianza”
(Papa San Juan Pablo II, Reconciliatio et Paenitentia, 31).
• Todos necesitamos perdón (cf. 1 Jn 1,8-9).
• No basta arrepentirse en el corazón y “decirle mis pecados a Dios”, el pecado grave requiere la confesión sacramental.
• El pecado afecta no sólo a mi relación con Dios, sino también a la comunidad.